domingo, 1 de diciembre de 2013

EL TEATRO DE EPIDAURO, SEÑOR CONDE.

Tras ver Micenas, que habrá que contar en otro momento porque tiene mucha miga, marchamos hacia Nauplio, a cenar pescaíto, que es típico y no todo van a ser ruinas, leche. Nauplio es un muy bonito pueblo, a medias bizantino y veneciano. Buen lugar de vacaciones sin duda.

Pero en el camino hay una parada obligada: Epidauro.

Epidauro es una visita sencilla, pero sabrosa: un teatro griego. Solo que es gigantesco (cerca de 12000 localidades), el mayor de los que se conservan, y que tiene una acústica sideral. Puesto en el centro del escenario, puedes hablar un poquito alto y se te oye arriba del todo perfectamente.  Y arriba es muy arriba, porque tiene un graderío (que se llama “koilon”) de unas 50 filas. Tela. Hablando en voz normal se escucha perfectamente desde arriba. Comprobado.

Nuestra gente se dividió. Hubo quienes se subieron hasta arriba del todo para verificar si realmente era cierto que podía escucharse desde allá lo que se decía desde el punto central de la “orchestra” –esencialmente la gente joven-; los hubo también que tomaron asiento más prudentemente, es decir, en las primeras filas, y que fueron inmensa mayoría; y por fin, hubo quienes, la ocasión la pintan calva, se dispusieron a declamar en el teatro de Epidauro ante el respetable. Poesías españolas del siglo de oro de tema griego,  poesías griegas, una jota y alguna que otra canción de Teodorakis. Sí, claro, con más voluntad que acierto. El chaval más joven del grupo nos cantó el himno de su colegio, original de Lord Byron (eso es caché; bueno eso y vivir en la Gran Bretaña). Pero algunos incluso lanzaron un simple chiste o un ripio:

¿Qué queréis, Conde c’agamos
con los moros c’agarremos?
¡C’agaleras los pongáis!
Cuidado señor conde lo c’agais.
¡Sé lo c’ago! ¡Y c’ago bien!
Señor conde, asustado me’ais.

Con dos cojones. Esculapio, cuyo templo está unos metros más allá y en cuyo honor se levantó el teatro para celebrar las fiestas llamadas “Asclepeia” sea misericordioso. Mucho.



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