viernes, 10 de enero de 2020

TEORÍA DEL VIAJE: TURISTA vs. VIAJERO

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Teoría del viaje es un magnífico y sorprendente ensayo de Michel Onfray acerca de lo que el viaje significa e implica. A veces se torna algo denso, pero son pasajes breves que se contraponen de forma inapreciable con un torrente de ideas brillantes que rodean el antes, el durante y el después de un viaje.

Con tal planteamiento no podía faltar el abordaje de Onfray sobre la diferencia entre viajero y turista, que se nos aparece radiante en varios lugares del texto. Algunas frases lapidarias los distinguen sumaria y nítidamente. Permitidme citar un párrafo sólido y completo como pocos. Dice:

            “El turista compara, el viajero separa. El primero se queda a las puertas de una civilización, roza una cultura y se contenta con percibir su espuma, con captar su epifenómenos, de lejos, como espectador comprometido y militante de su propio arraigo; el segundo intenta entrar en un mundo desconocido, sin prevenciones, como espectador libre de compromisos, con cuidado de no reír ni llorar, de no juzgar ni condenar, de no absolver ni lanzar anatemas, sino deseoso de captar su interior, de comprender el sentido etimológico”.

Y remata con la breve y condensada distinción:

“El comparatista designa siempre al turista, el anatomista señala al viajero”.

Cuando uno regresa de un viaje es inevitable que te pregunten qué te ha parecido, qué te ha gustado más, qué has comido, qué hay de especial allí, cómo es la gente… Algunos añadimos elementos propios, como qué animales pueden verse en los pueblos y ciudades, cómo son los mercados y qué se encuentra uno en ellos. Pero  la verdad es que, inconscientemente, creo haber respondido de acuerdo a Onfray. Raramente vale la pena comparar con otros referentes más sencillos de asimilar, porque ya son conocidos. ¿Con qué comparar el sabor dulce y el hedor acompañante del durián salvo conociéndolo de primera mano? En cambio, podemos hacer una aproximación a qué sabe el pomelo teniendo otros cítricos en la mente.
Pero es difícil comparar los templos indios del sur con… ¿con qué? Es mejor, siguiendo a Onfray, tratar de describir con la torpeza y limitaciones de cada uno cómo son, dónde los sitúan, que disposición tienen… No puedes -no debes- referirlos a una iglesia, a una mezquita o a una sinagoga. Ni tampoco puedes transmitir las diferencias entre uno jainista de otro dedicado a Shiva o Vishnú, sino describir con el menor desacierto posible de qué están hechos, qué transmiten, qué estructura tienen, a qué huelen, quién discurre en su interior y a quién o a qué rezan allí. Disección anatómica.

Pero el autor apuntala las diferencias entre turista y viajero en la esencia y no en la circunstancia de una búsqueda, con otro párrafo que transcribo literal:

            “Los trayectos de los viajeros coinciden siempre, en secreto, con búsquedas iniciáticas que ponen en juego la identidad. Ahí, de nuevo, el viajero y el turista se distinguen radicalmente, se oponen definitivamente.”

Y remacha definitivo, inapelable:

            “El uno busca sin cesar y a veces encuentra, el otro no busca nada y por consiguiente, no obtiene tampoco nada.”

Esta es la verdadera prueba del algodón, imposible de cumplir para la mayoría de los mortales, relegados a una condición de mero deambulante, si acaso con alguna ínfula que le hace creerse viajero por tratar de enterarse de algo sobre la cultura y la vida en el lugar visitado. Buscar conscientemente y “sin cesar” implica una preparación mental y espiritual a la que no es fácil llegar. Lograr reflexionar sobre uno mismo o sobre casi cualquier cosa en el transcurso de un viaje, asombrado ante un paisaje, un rito o un yacimiento, es menos complicado, y con una cierta atención, con los sentidos y la mente abiertos a experimentar y a sentir, llega a ocurrir. Aunque seas un turista, si prestas atención al templo, al ambiente o la fruta madura de un mercado, a un castillo o a un museo, puedes llegar a ser un viajero por un instante. Será una serendipia, pero es un hallazgo al fin y al cabo. Y no hay que temer, luego se te pasa y haces la foto.

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