lunes, 3 de noviembre de 2014

TULSA, SI PASAS POR ALLÍ...

Si vas a Calatayud… ya se sabe. Pero, ¿y si vas a Tulsa? Un momento, un momento. ¡Un-mo-men-to! ¿A qué has ido tú a Tulsa?

Tulsa es la segunda ciudad de Oklahoma, lo cual viene a equivaler a la segunda ciudad de uno de los estados marginales del “Bible belt”, el cinturón de la biblia, el centro-este del sur. Vacas, petróleo y sus bombas extractoras, cereal, reservas indias, llanuras onduladas, praderas inmensas, caballos, algunas llamas y bisontes.

Viviendo en Stillwater, que está a un tiro de piedra por el Cimarron Turnpike, a unas 70 millas, lo suyo es ir a verlo un fin de semana. Además, así conocías las riberas del río Arkansas, que no todos los días circulas con el Arkansas a tu lado, e incluso  puedes rebasar Tulsa y adentrarte un poquito en los montes Ozarks, tan bonitos. Otra vez los sobrepasamos hacia Missouri, pero eso será otra historia.

Así que fuimos varias veces. Los museos Gilcrease y Philbrook serán lo mejor de la ciudad con largura, pero con dos enanos y su parafernalia circundante (potitos, pañales, cochecitos, cambiador, biberones, empapadores, babero, mudas, la madre…) no estás para disfrutarlo, I guarantee. El “Hall of Fame” del Oeste, con sus retratos del afamado Will Rogers o los cuadros de ambiente de película, llenos de caballos, diligencias, jinetes, búfalos, coyotes, indios, casetas en medio de la nada y vastas llanuras de pradera o de roquedal son todos  realistas como un cromo, y aunque algunos son verdaderamente espectaculares e incluso admirables, todo respira el aire inconfundible de la historia de la conquista: todo lo que tiene más de cien años es historia, con mayúsculas. Valga un ardite o no. Aquello son fotos. Fotos al óleo. Muy buenas algunas, pero son un documento, más que una obra de arte. Mi modesta opinión es esta.
El Philbrook es una preciosa villa italiana perfectamente reproducida, con unos jardines que recuerdo borrosamente y con colecciones sin duda excelentes de las que casi no tengo recuerdo, probablemente debido a una mala coincidencia de arte con pañales y/o potitos. En otra vida será.
Dejados los museos, paseas el centro una vez aparcado el coche cerca del BOK Tower, una réplica pequeñita de las torres gemelas de Nueva York. Un downtown puro y duro, con decenas de oficinistas comiendo al aire libre aprovechando lo bueno del clima oklahomero y solazándose con pantagruélicos sándwiches y noodles sentados en el alcorque de un árbol para volver a sus empresas petroleras a seguir dándole al ordenata. Que tristeza de vida.
Y visitas los centros comerciales, entre ellos uno de vida al aire libre que abarca todo lo imaginable, desde alpinismo extremo hasta, cómo no, armas. Puedes preguntar, probarla, comprarla, alquilarla para probarla, te asesoran sobre munición, accesorios, maletines de transporte, armarios, engrase, leasing, lo que quieras. Y eso que Oklahoma es un sitio donde no hay tantas armas como en otros sitios. O eso nos decían. En fin.

En uno de los regresos de Tulsa a Stillwater, el coche comenzó a tironear malamente. Encontré una zona de descanso y me metí allí. El coche “murió”. No arrancaba ni a tiros. Entonces no había móviles, ni allí había un teléfono de emergencia. Paró un coche de la policía y nos vio allí con dos críos y se deshicieron en ayudarnos. Pronto vino una grúa. El alternador. Nada que hacer allí. Arriba con el coche y al mecánico, que por la mañana se haría cargo. Mike era el mecánico. Inevitable sonreír, Mike and the mechanics vino a mi mente de inmediato. Bueno, pues me subí con el de la grúa y fui charlando con él hasta Stillwater. Vaya acento, amigo. Eso sí que era el oeste profundo. Y qué aliento. Más profundo si cabe. Lo más gracioso fue cuando se enteró de que era español. “From Spain, in Europe, really?” Eeeeh, pues yes. Entusiasmo a raudales para él, cara de póker/gilipollas para mí. ¿Qué le pasa? Seguimos camino, agotados ya los pocos temas de conversación en los que el buen hombre se extendía más de dos frases, y cuando por fin dejamos el coche me señala las ruedas de su camión con gran énfasis. “Look, look at this!!!!” Unos Firestone que estaban en las puras lonas, más lisos que los de fórmula uno ocupaban la fila interior de la doble rueda. One half million miles and still working. I love them”.

Tanto Marca España y tanta leche y lleva descubierta 20 años. Ya no se hacen neumáticos como los de antes.



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